miércoles, 28 de marzo de 2012

HALCÓN PEREGRINO


Halcón Peregrino

(Falcón peregrinus )


Las hembras miden 46-51 cm, teniendo una envergadura alar de 104-113 cm. Pesan 850-1300 gr.

Los machos miden 38-45 cm, teniendo una envergadura alar de 89-100 cm. Pesan 600-750 gr.

El halcón peregrino es una de las aves más cosmopolitas del mundo. Se reconocen 25

subespecies. Es un volador potente y veloz. En vuelo de caza bate más rápido, con mayor fuerza y

profundidad. Asciende más que otros halcones. En su picada cae a gran velocidad, con las alas casi

completamente plegadas alcanzando mas de 350 Km. horas.

Aprovechando las ascendentes corrientes de aire caliente (térmicas), se elevan hasta alcanzar
alturas de 1000 metros, desde donde prospectan áreas de varios kilómetros de radio. Cualquier ave que
vuele bajo su supervisión es potencial presa de sus garras. Sabedor de que el zumbido de su picado delata
la llegada a la presa escogida, intentando atacar por su punto ciego, es decir, por el área que no controla
su presa con la vista. Sin embargo, tan solo acaba triunfador en el lance en un 10-15 % de las ocasiones.






La cetrería ha explotado, en provecho del hombre, los dones naturales de estas aves para la caza. Su manera de cazar es muy elaborada y con frecuencia la captura de una presa es el resultado del ataque combinado de macho y hembra. Esta, un tercio más gruesa que el macho. llamado por ello «terzuelo», cae sobre la caza que su compañero, más ágil, ha espantado surgiendo como un bólido a ras de tierra.

copla de peregrinos cazando(pintura de Luis M. Cuaresma)

miércoles, 14 de marzo de 2012

La cetreria como terapia

La terapia del águila salvaje

El águila muestra todo su plumaje sostenido por una anciana. | Iñaki Andrés

La residencia de ancianos Loiu Gurena, ubicada en el municipio vizcaíno de Loiu, acaba de poner en marcha un programa que emplea la cetrería como terapia para sus residentes con enfermedades cognitivas. La actividad consiste en hacerles interactuar con águilas para conseguir estimular sus emociones.
Así, los ancianos participan una vez al mes en una demostración con estas aves entrenadas para la caza y fidelización. No tienen más que calzarse un guante especial y darles de comer ante la atenta mirada de Modesto, cetrero profesional y trabajador del centro.
Los responsables de la residencia sostienen que esta práctica tiene efectos reparadores en los internos, algo que ya han tenido la oportunidad de comprobar. "Gente con demencia en fases avanzadas y que apenas reacciona a ningún estímulo, al colocarles el águila, se sorprende, emociona o sonríe", asegura Elena García, psicóloga y una de las impulsoras del plan.