miércoles, 4 de enero de 2012

Articulo de la revista trofeo perros de caza

Artes Tradicionales
Una vez que el perro localiza al ave en el suelo, éste esperará en la posición de tumbado al lado de su colega a que lleguemos a pie para controlar la situación.

Cetrería con Perro

Texto y Fotos: Julio César P. GUERRA

LA CETRERÍA CON PERRO FUE EN SU DÍA ESPECTÁCULO DE REYES Y HOY ES PRIVILEGIO DE UNOS POCOS. CUANDO UNA PERSONA SE DECIDE A ADENTRARSE EN EL MUNDO DE LA CETRERÍA NO PUEDE IMAGINAR HASTA DÓNDE LLEGARÁ ESE VÍNCULO CON EL PERRO Y CON NUESTROCAZADOR ALADO.

La cetrería fue el principio y la causa de los perros de muestra. Personalmente, no concibo otra forma de entender esta singular forma de cazar que acompañado del perro. Y es que el nacimiento de la cetrería viene parejo con la domesticación del perro, sin el cual los cetreros no seríamos lo que hoy somos. Sé que algunos cetreros actuales no comparten esta afirmación de acompañarse del perro para realizar un lance por el hecho de tener que portar un elevado número de aperos y a veces de halcones, además de asegurar en caso de la pérdida del halcón (para el bajo vuelo es distinto) una pronta localización para evitar accidentes, hace necesario el uso del vehículo para realizar el lance lo más cercano posible.
Una vez localizadas las presas, todo transcurre como si se tratase de un cazador convencional. Como solemos decir los que estamos al pie del cañón: “los cetreros no ejercemos para llenar el morral, sino para disfrutar del lance”. Y a los que soñamos despiertos nos resulta inigualable disfrutar de la belleza que supone estar al lado del perro de muestra esperando a que le indiquemos cuándo debe avanzar para, a continuación, ver el desenlace que tanto hemos ensayado en el campo de pruebas o entrenamiento. Aquí es donde algunos cetreros prefieren ser ellos mismos quienes hagan las veces del can y empujar a las perdices a levantar el vuelo. Durante siglos, la cetrería fue un referente en cuanto al perro de muestra se refiere, ya que fueron las exigencias que imponía esta modalidad cinegética las que dieron como consecuencia el nacimiento de los perros de muestra.
PARA COMENZAR.
Personalmente, no concibo una cetrería sin perro. Si decides que este colaborador entre a formar parte de tu equipo en la caza has de adquirirlo cuando es aún un cachorro. He conocido algún caso aislado donde un perro adulto, proveniente de la caza con escopeta, es introducido a la caza mediante cetrería y llega a respetar al ave, pero es posible que esto no suceda y estemos poniendo en peligro a nuestra ave de presa. Porque, no se nos olvide, no sólo debe respetarla cuando está enjardinada en su posadero sino, lo que resulta más difícil, cuando está con la pieza entre sus garras. Aquí, el perro acostumbrado a portar la pieza en su boca, intentará quitársela para llevarla ante nosotros. Haciéndonos con él desde pequeño, esto no sucederá. El joven cachorro ha recibido algún que otro picotazo de nuestra ave, mostrándose sumiso ante ella cuando se encuentra con la pieza recién abatida. No debemos ponerlo a prueba con un azor o con las poderosas águilas, pues puede que el joven perro no lo resista y no sólo no lo vuelva a hacer, sino que si se trata de un perro con poco carácter es posible que rehúse la presencia del ave de por vida, terminando con la alianza que les teníamos reservada. Deberemos ser mucho más sutiles e introducir el perro muy poco a poco y solamente cuando estemos nosotros presentes.
EL MISMO ESFUERZO.
Un cazador que se preste, tanto si emplea para la caza un arma de fuego como un halcón, requerirá de los servicios de un perro. En ocasiones hemos oído eso de… “me estorba más que me ayuda”. Un mal enfoque del adiestramiento de nuestro perro ha provocado esta afirmación. Aplicando por nuestro lado un correcto adiestramiento, ‘él’ siempre nos dará más satisfacciones que problemas, independientemente de la modalidad que empleemos. Sólo requiere adaptarlo a la forma de cazar, repercutiendo sin duda nuestro esfuerzo en una mayor satisfacción. Cuando el perro es un cachorro, lo más importante es que se desarrolle, que corra y que juegue con los de su misma especie, y nuestro halcón no es lo adecuado para este momento. Por eso no deberemos dejarle a solas con el ave, solamente estarán juntos cuando nosotros estemos presentes, al menos hasta que éste tenga unos ocho meses de edad. Aún así, les dejaremos juntos en contadas ocasiones y solamente cuando hayamos observado que la respeta completamente. Una vez tengamos al ave con la fase superada de comer en el puño y en señuelo correctamente, aparecerá en escena el perro, que por entonces deberá presentar un aspecto relajado y sumiso echándose relativamente cerca de lo que será su fiel compañero de caza. A partir de este primer encuentro, siempre nos acompañará en las salidas al campo, llegando a ser uno más de la pandilla para el pájaro. Sin entrar aquí en cómo se debe entrenar un perro de caza, para lo que ya existen multitud de manuales o profesionales que lo educarán adecuadamente, lo que sí aconsejo es que les entrenemos por separado, pero con el mismo tiempo de dedicación que se emplea en< conseguir un buen ave y solamente cuando ambos estén aptos los podremos introducir en la caza. Entonces podremos conseguir un armonioso binomio y no un dolor de cabeza. Es como ir con el halcón a cazar perdices antes de tener la altura adecuada, lo único que haremos será ir en busca de nuestro halcón por el campo, que intentará vuelos frustrados una y otra vez.

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